anf anf CONNECTAS

Bolivia:
el nuevo puerto
del cigarro ilegal

n el frontis de la Estación Central, el principal terminal ferroviario de Santiago de Chile, más que el característico sonido de los trenes, hay una palabra que se escucha una y otra vez: “Cigarro, cigarro, cigarro”.

Cuatro vendedores disputan un cliente. Todos ofrecen los mismos productos y los venden al mismo precio: “Luca por una cajetilla normal y luca y media por una light”.

Los comerciantes ambulantes de cigarros ilegales son fáciles de encontrar. Van cargados con bolsas negras de basura o mochilas, y suelen llevar un par de cajetillas en la mano. Uno de ellos explica que llega todos los días a las siete de la mañana y trabaja hasta las seis y media de la tarde. Lo que más vende es Carnival y Fox. “También los Pine, pero ahora están agotados”, explica uno de ellos. El día de mejor venta es el viernes.

Si aparece una pareja de carabineros, se escuchan silbidos de alerta. Los vendedores se esconden un rato entre la multitud y una vez la policía se va, vuelven a sus puestos.

El precio de una cajetilla de 20 cigarros en el mercado negro chileno equivale a un poco más de un dólar. Una legal cuesta 4,5 dólares. Chile es uno de los países que tiene el más alto impuesto sobre el tabaco en toda Latinoamérica y eso lo ha convertido en un blanco del mercado negro. Tanto así que los cigarros ilegales pasaron de dominar el 3 por ciento del consumo hace una década, al 22% postpandemia, según estudios encargados por empresas tabacaleras.

Cigarros coreanos y paraguayos decomisados en Chile. Estos cigarros se venden principalmente en Estación Central por parte de comerciantes ambulantes, o a través de páginas de Facebook. Crédito: Carabineros de Chile.

En Perú es similar. A pesar de los multimillonarios decomisos de cigarros en la frontera, se siguen encontrando fácilmente cajas de marcas coreanas, paraguayas e indias, sin autorización para venderse en ese país, en ferias como Mesa Redonda o Caquetá. Mientras en 2019 el 15 por ciento de los cigarros que se consumían en Perú provenían del mercado negro, en 2020 ese porcentaje creció a un 50 por ciento, según un estudio de Euromonitor.

En la última década Perú y Chile se han visto invadidos por cigarrillos de contrabando de marcas paraguayas y asiáticas. No llegan directo. En Chile más de la mitad del cigarro ilegal entra por Bolivia y en Perú esa cifra llega a lo menos a un 80 por ciento, según datos de Aduanas y de las fiscalías de ambos países. Los cigarros ilegales de procedencia paraguaya tienen una historia larga —tanto así que actualmente el expresidente Horacio Cartes es investigado por haber diseñado una estructura continental de contrabando, según un informe de la Comisión Bicameral de Investigación—.

Pero el caso de los cigarros asiáticos, sobre todo los procedentes de Corea del Sur, es más reciente y llamativo. Los embarques cruzan todo el mundo y ocupan Bolivia para llegar a los mercados donde no están legalizados. La empresa coreana Kt&G ha venido acaparando el mercado ilícito con marcas como Carnival y Pine.

Perú se ha transformado en uno de los destinos más apetecidos por los contrabandistas de cigarros. El 50% de los cigarros que se consumen en ese país se compran en el mercado negro. Crédito: Policía de Perú.

Para esta investigación se revisaron las importaciones y exportaciones de tabaco y las causas judiciales por contrabando de los tres países involucrados. De esa revisión surgen datos como que la importación de tabaco de Bolivia aumentó de 264 toneladas a 6.032 toneladas entre 2010 y 2017. Justamente ese aumento de la importación en Bolivia coincide con el aumento del consumo de cigarros ilegales en Perú y Chile.

Además los datos muestran que las importaciones en Bolivia fueron principalmente de marcas de Kt&G. Esas marcas son justamente las que se están decomisando frecuentemente en Chile y Perú, mientras que en Bolivia no son muy consumidas.

Pero ¿cómo se explica que Bolivia, un país sin mar, se haya convertido en el “puerto de desembarque” y punto de distribución de este producto de contrabando?

Los bajos aranceles al cigarrillo en Bolivia, comparado con los altos impuestos de los países vecinos; la permisividad en las aduanas y zonas francas, y la fragilidad de las fronteras, donde ya se han detectado casos de policías corrompidos por el dinero del contrabando, explican parte de este fenómeno.

Uno de los casos que ejemplifican el poder que han ganado las mafias y como están corrompiendo las instituciones, ocurrió en Chile, donde una banda integrada por 23 personas, 14 de ellos carabineros, ingresaron miles de cajas de cigarros desde Bolivia hacia el norte chileno durante años. Recién en 2022 se están dictando las últimas sentencias en esta causa.

En 2012 solo el tres por ciento de los fumadores chilenos compraba cigarros del mercado negro. En 2017, justo el año en que Bolivia llegó a su peak de importación, el porcentaje de chilenos fumadores que se abastecían del mercado negro alcanzó el 22 por ciento.

Los carabineros estaban asentados en el retén de Huara, un pueblo cordillerano clave en la ruta del contrabando. Aprovechando su posición, daban información y escoltaban a los contrabandistas para ingresar la carga a Chile, pero además ellos mismos interceptaban camiones cargados de cigarros y les quitaban la carga para entregarla a sus socios.

La organización tenía aparatos de radio frecuencia instalados en sus vehículos, una aplicación especial de walkie talkie para comunicarse en tiempo real, visores nocturnos, sensores de movimiento instalados en la ruta para detectar a los camiones que iban a ser asaltados, además de uniformes, armas y balizas para hacerse pasar por carabineros de servicio.

Pero quizá lo más llamativo de este caso es que el jefe de la banda, Sergio Martínez Cordova, un excarabinero, tenía acceso a las imágenes de tiempo real de la cámara de vigilancia del retén de Huara desde su propia casa.

Un ejemplo de cómo actuaban se puede leer en los documentos que el Tribunal de Garantía de Iquique tiene sobre el caso. En una sentencia contra uno de los carabineros imputados, dictada en mayo de 2022, se explica que el 25 de marzo de 2018 la banda detectó un convoy de vehículos contrabandistas transitando por una localidad altiplánica (Ariquilda), cercana a la frontera con Bolivia.

La banda logró interceptar algunos vehículos ya en medio de la noche, siendo ayudados por los carabineros. Después de hacerse pasar como policías en un operativo anticontrabando, les robaron a los camioneros sus cajas de cigarros, de las marcas Pine Click y Carnival (coreanos) y Hills (paraguayos).

El fiscal a cargo de este caso, Eduardo Ríos, confirma que la gran mayoría de los decomisos en Chile tiene como origen Bolivia, y que se trata principalmente de marcas coreanas y paraguayas. “Llegan primero a puertos chilenos —Arica o Iquique— donde cumplen todas las exigencias aduaneras, para después ser enviados hasta Bolivia. Luego, los mismos cigarrillos son extraídos ilegalmente de Bolivia con destino a Chile, y eso se puede apreciar porque muchos de los cigarrillos incautados son originales coreanos, pero tienen los sellos del Ministerio de Salud de Bolivia”, dice para este reportaje.



Cajetillas de la marca coreana Carnival decomisadas en Chile por la Policía de Investigaciones en medio de un operativo contra una banda narco. Carnival no está autorizada para venderse legalmente en ese país. Crédito: Policía de Investigaciones de Chile

También hay casos de 2022 en que, durante los allanamientos a bandas de narcotraficantes, se les encontró cajas de cigarros de contrabando. Por ejemplo, el 23 de enero la Policía de Investigaciones de Chile detuvo en un operativo antinarcotráfico, a cuatro personas en la comuna de Macul, en Santiago. Se les incautó cocaína, pero lo que más tenían era cartones de cigarros de la marca coreana Carnival.

Pocas semanas después, el 11 de febrero, la misma policía detuvo a tres personas por narcotráfico y contrabando. En el operativo se les sorprendió con clorhidrato de cocaína, una pistola, equipos de seguridad, y 380 cajetillas de cigarrillos ilegales paraguayos, marca Fox.

Solo en 2021 se decomisaron 13 millones de cajetillas en Chile. Los que representan una evasión de 32 millones de dólares.

El modus operandi, según el fiscal, sería así: empresas importadoras adquieren los cigarrillos en Paraguay o Corea y luego lo venden a particulares en Bolivia. Hasta ese punto el negocio se maneja de manera legal, pero luego estos particulares “ingresan los cigarros a Chile de manera ilegal”.

Las principales marcas que entran ilegalmente a Chile, según la revisión de los decomisos realizados en 2022, son Carnival, Esse y Pine, todas coreanas, además de Fox, de origen paraguayo. También se han detectado cajetillas coreanas en ferias chilenas con mensajes en guaraní, por lo que se presume que desembarcaron en Paraguay y luego cruzaron por Bolivia para llegar a Chile.

Respecto a las penas por este delito, el fiscal Ríos explica que “lamentablemente son pequeñas, de 18 meses a 5 años. Son muy bajas en la legislación chilena y no implican cumplimiento en la cárcel”.

De hecho, en el caso de la banda formada por carabineros, gran parte de los civiles involucrados ya está en libertad.

Ríos además reconoce que no hay coordinación entre las Fiscalías de Chile y Bolivia para perseguir a quienes están detrás del contrabando.

Ilustración: Erick Retana

La culebra fronteriza

Al igual que con Chile, los cigarrillos ilegales perforan con facilidad la frontera peruano-boliviana, donde operan distintas mafias que usan la modalidad de “culebra” para cruzar por algunos de los 30 pasos fronterizos no habilitados, muchas veces con complicidad de policías. Esta modalidad consiste en la utilización de convoyes de entre 20 y 40 camiones, que transitan en hilera.

Según el fiscal provincial de la Segunda Fiscalía especializada en delitos aduaneros y de propiedad intelectual del Perú, Miguel Ángel Puicón, al menos el 80 por ciento del cigarrillo de contrabando que ingresa al Perú lo hace por la frontera con Bolivia, específicamente por el sector de Desaguadero en Puno. El principal destino es el mercado de Lima.

“La mercancía ilegal llega incluso en sus cajas originales desde Paraguay o con el permiso del Ministerio de Salud de Bolivia”, explica.

Según Puicon, los operativos en la frontera muchas veces se ven frustrados por los mismos policías que alertan a los contrabandistas, por lo que han tenido que convocar para los operativos a efectivos policiales de otras regiones para que no se filtre la información.

“No se podía hacer con el personal de Puno, por ejemplo, porque se corría el riesgo de que se filtre la información, entonces enviamos policías incógnitos desde Lima hasta Puno para realizar los operativos”, dice.

Los casos de corrupción policial, como el cobro de coimas, no son aislados en Perú y mucho menos en Puno, el principal punto de comercio con Bolivia. En noviembre de 2021, la fiscalía de Puno especializada en corrupción de funcionarios, desbarató una presunta organización criminal conformada por un comandante, dos mayores, un alférez y 20 suboficiales de la Policía Nacional, además de un fiscal y tres civiles, que estaban implicados en el cobro de coimas a transportistas.

De acuerdo a un estudio de la consultora Kantar Worldpanel, el Perú pierde por recaudación fiscal por concepto del Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) asociado al tabaco, un aproximado de 82,4 millones de dólares al año.

En Bolivia policías, militares y funcionarios de la Aduana Nacional también se han visto implicados en el delito de contrabando. Y uno de los productos más cotizados es el cigarrillo.

En agosto de este año tres militares y dos civiles fueron descubiertos cuando extorsionaban a un chofer a quien le exigían 30.000 dólares para dejarle pasar el camión donde había presuntamente mercadería de contrabando. Solo un militar fue aprehendido, los demás se dieron a la fuga.

Tres años antes, cinco militares involucrados en favorecimiento al contrabando fueron dados de baja del Ejército y procesados en la justicia ordinaria. También se registraron casos en los que militares sorprendieron a policías al mando de un coronel de civil en la frontera con Chile extorsionando a presuntos contrabandistas. Inclusive audios filtrados dan cuenta de conversaciones entre policías subalternos en Challapata, zona roja del contrabando, sobre los cobros a camiones y el porcentaje que deben entregar a los “cumpleañeros”, en referencia a los oficiales de policía.

Omar Durán, abogado especialista en seguridad, defensa y desarrollo, alerta que los casos de militares del Comando Estratégico Operacional (CEO) de Lucha contra el contrabando involucrados en el delito son muchos y pasan desapercibidos por los medios de comunicación. “Son muy corruptos”, afirma y da fe de que estos casos se resuelven de manera interna en sus Fuerzas Armadas como un tema disciplinario y sin dar parte a la justicia ordinaria.

“Me ha tocado atender muchísimos casos del CEO, son oficiales de las fuerzas armadas a quienes todo el tiempo los pillan con las manos en la masa y nunca sale la información a los medios de prensa, es más, recientemente ha sido identificado un grupo de oficiales superiores y oficiales subalternos que estaban involucrados en temas de contrabando y les terminan haciendo un sumario dentro del régimen disciplinario, cuando esto debe ser pasado de manera inmediata, de acuerdo a la Ley Marcelo Quiroga Santa Cruz, a la justicia ordinaria, porque no es un delito militar, es un delito ordinario”, dice el especialista.

El viceministro de Lucha contra el Contrabando, el general Daniel Vargas, confirmó la implicación de funcionarios anticontrabando y hasta instituciones en el ilícito, lo que hace que muchos operativos se frustren.

“Hemos detectado que hay personas identificadas en las Fuerzas Armadas, en la Policía y en otras instituciones, que no voy a dar el nombre por razones obvias, pero existen estas personas (implicadas en el contrabando), es toda una organización”, apunta.

El coronel retirado del Ejército y abogado, Jorge Santistevan, va más allá y asegura que existen vínculos del contrabando con sectores políticos del país que impiden una lucha eficiente en contra de este flagelo.

La vuelta al mundo

Pero también hay otra causa que explica el aumento del mercado negro del cigarro y que viene desde la misma actuación de las tabacaleras: vender a bajo precio para inundar mercados donde no están legalizados, y así presionar por la legalización.

En esta investigación se corroboró que la mayor parte de los cigarros que nutren los mercados ilegales de Chile y Perú, provienen de Corea del Sur, específicamente de la compañía Kt&G, la quinta tabacalera más grande del mundo. Desde la década pasada el cigarro coreano viene compitiendo en este ránking de dominio del mercado negro con el cigarrillo paraguayo. De hecho también hay reportes sobre la creciente presencia de cajetillas coreanas en otros países de Latinoamérica, como El Salvador, México y Guatemala. En esos casos se usaría Belice como país de tránsito.

El bajo precio es una de las causas de su fuerte presencia: mientras el precio promedio de un kilo de cigarros importados tiene un valor de 14 dólares, el kilo de cigarros coreanos le cuesta a un importador solo 2,6 dólares.

Un kilo de cigarros equivale a alrededor de 30 cajetillas de 20 unidades. Cada cajetilla de la popular marca coreana Carnival, se puede encontrar en el mercado negro en Bolivia, Chile o Perú, a un precio que parte en 75 centavos de dólar si se compra al por mayor. Es decir, ese kilo termina vendiéndose en al menos 22 dólares, nueve veces el valor por el que se importó.

Carnival, de Kt&G, es una de las marcas que domina el consumo tanto en Perú como en Chile, a pesar de que en esos países no tiene permiso de venta por parte de los organismos que regulan el comercio de tabaco. Es decir que domina el mercado sin siquiera existir legalmente.

En páginas de Facebook chilenas los paquetes de Carnival se ofrecen tan abiertamente como bicicletas usadas, celulares o computadores. Usualmente las ofertas van acompañadas de mensajes como “llegaron caramelos” o “llegaron chocolates”.

Hay ocho empresas bolivianas que durante la última década han concentrado la importación de cigarros desde Corea del Sur: Bolivian Border Shops Srl, Imp. Exp. Ivislay International, Zabim Srl, Kortabaco Bolivia SA, Esce Bolivia de Juan Carlos Escalante, Zaire Ltda, Impexp Golden Firm & Associates Srl y Einlad Imp. Srl.

Las empresas Bolivian Border Shops, Zaire y Zabim tienen los mismos socios y lazos familiares en su composición accionaria. La mayoría de los socios comparten los apellidos Zabala y Huanca. La otra empresa en la cual tiene acciones este clan es Kortabaco Bolivia SA, creada en 2018, y que tiene como socia a la Compañía Latinoamericana de Tabacos Coreanos SA, conformada en Panamá. Kortabaco Bolivia además es parte de Kortabaco Group, que tiene oficinas en Panamá, Colombia, Perú y Honduras, y se presenta como la principal socia en Latinoamérica de Kt&G.

El 15 de septiembre se cursó un cuestionario vía e-mail a las empresas importadoras Kortabaco Bolivia SA, Zabim SRL, Import-Export Ivislay International SRL, Zaire LTDA, Bolivian Border Shops, JAI Import y Export Importadora Nirvana SRL. Hasta la publicación de este reportaje, no hubo respuesta. Las preguntas enviadas a las importadoras buscaban indagar respecto a por qué los cigarrillos que compran en Corea terminan en los mercados negros de Chile y Perú. Además, por qué aumentaron las importaciones si el consumo en Bolivia no es tan alto, y cuál es la participación real del cigarro que importan en el mercado boliviano.

También se intentó visitar las oficinas de las empresas Zabim SRL y Bolivian Border Shops, ambas con la misma dirección en la ciudad de El Alto, de acuerdo al registro en Bolivia Pymes, pero vecinos de esa calle comercial explicaron que no están en el lugar desde hace meses. Ambas empresas junto a Zaire LTDA y Kortabaco Bolivia, Socio de KT&G para América Latina y el Caribe, tienen vínculos accionarios.

En tanto, en la oficina de Kortabaco Bolivia, en la zona Sur de la ciudad de La Paz, una funcionaria indicó que el representante legal, Denis Vega, estaba en reunión y que devolvería la llamada para la entrevista. Hasta el cierre del reportaje no hubo respuesta.

Las autoridades bolivianas reconocen que su territorio es utilizado como puente para el tráfico de estos productos.

El viceministro de Lucha contra el Contrabando, el general Daniel Vargas Carrasco, explicó que gracias a un seguimiento de varios meses se estableció que “están utilizando Bolivia como un paso para poder transportar el cigarrillo”. La autoridad reconoce que grandes cantidades de cigarrillo importado por Bolivia desde países asiáticos, y que se desembarcan en puertos chilenos y peruanos, “están luego siendo transportados a otros como contrabando”.

“Ahí están consumiendo estás marcas de cigarrillos de Corea y de China. Aquí en Bolivia no están siendo consumidas”, sostiene.

Es que a pesar de que la importación de cigarrillos procedentes de Corea del Sur es la más importante de ese país (el 38,4 por ciento de lo importado por Bolivia en la última década), la participación de las marcas coreanas en el mercado interno boliviano es residual, como lo confirma Luis Fernando Morales, gerente general de la empresa comercializadora Aidisa. “Son marcas que han ido creciendo, que traen cierta innovación, traen ciertas cosas novedosas en el mercado, pero tomando cuotas de mercado marginales, siempre son las marcas más conocidas las que mantienen una participación importante”, dice.

Militares bolivianos fiscalizan camiones en busca de contrabando. Crédito: Carabineros de Chile.

El viceministro de Defensa del Consumidor, Jorge Silva, apunta a otro factor que vuelve atractivo a Bolivia para la importación de tabaco en grandes cantidades: si bien hay una Ley de Prevención y control al consumo de los productos de tabaco, la misma solo se refiere a prohibiciones y normativa en el etiquetado y no establece medidas sobre la calidad.

“Honestamente muy poco control se realiza sobre este tipo de productos que entran normalmente por contrabando, nos limitamos en algunos casos a ver el sello del Senasag, que sería el sello de garantía, de haber cumplido con todos los parámetros exigidos por la norma, como también la verificación de los sellos de importación legal que emite la Aduana. Pero en cuanto a la calidad del tabaco, honestamente no se ha realizado, por lo menos en esta gestión”, explicó Silva.

La gigante coreana mira para otro lado

Mientras esto ocurre en Latinoamérica, Kt&G suma ganancias y se consolida como la quinta tabacalera más importante del mundo. Sus ventas anuales son de aproximadamente 4.000 millones de dólares, cuenta con más de 4 mil trabajadores y está instalada en Rusia, Estados Unidos, Turquía, Indonesia, Irán y China.

Hay informes desde 2016 desde la misma Corea que alertaban sobre la presencia de los cigarros de Kt&G en los mercados negros latinoamericanos. En una nota de Korea Times incluso se afirmaba que esto perjudicaba la imagen coreana. La compañía respondió en ese momento que no sabían que sus productos terminaban en el mercado negro, a pesar de que gran parte de sus exportaciones iban a países reconocidos como puentes del contrabando, como Belice y Bolivia.

Para este reportaje se enviaron preguntas al correo oficial de contacto de Kt&G, pero no hubo respuesta.

Lejos de intentar controlar sus envíos, la presencia de Kt&G en el mercado negro latinoamericano ha crecido. Además de Chile y Perú, se pueden encontrar las marcas Carnival, Esse y Pine en Ecuador, Colombia y casi toda Centroamérica, a precios un 80% más baratos que una cajetilla legal.

No es un negocio sin víctimas: genera pérdidas de millones de dólares en impuestos, de empleos de las industrias locales y, lo más grave, ayuda a financiar bandas ilegales que terminan corrompiendo las fuerzas policiales locales.